2 LA NUEVA CANCILLERÍA DEL REICH


                                                    "Entrando en la Cancillería del Reich, se debe tener la impresión                                                                                  de que se penetra en la morada del dueño del mundo"                                                                                                                            (Adolf Hitler)


        A través de la historia, la arquitectura ha sido siempre utilizada por el poder con fines claramente propagandísticos e ideológicos. Para los nacionalsocialistas no sería una excepción y también debía ser un símbolo de identidad de la nueva Alemania, la materialización del "volksgeist", el espíritu del pueblo y de la superioridad de la raza aria. 

Paul Ludwin Troost será el primer arquitecto de Adolf Hitler, encargado de llevar a cabo toda esta labor propagandística y quien pondría las bases de la arquitectura neoclásica monumental urbana, pero su prematura muerte en 1934 dio paso a Albert Speer que se convirtió en el principal arquitecto del III Reich. Su obra ilustra perfectamente la relación entre las artes y la política totalitaria. 

Hitler le encargó transformar Berlín con un ambicioso plan urbanístico y darle forma definitiva a la nueva capital de un imperio inmortal de los Mil años proyectándose su terminación para 1950 y que pasaría a denominarse Germania "Welthauptstadt Germania", con grandes avenidas, edificios administrativos grandiosos, monumentos majestuosos y una nueva Cancillería. La mayoría nunca vieron su proyección más allá de una maqueta y estudios preliminares.

 

 Maquetas con las nuevas construcciones en Berlín (Germania). A la izquierda Hitler con Albert Speer

Con la llegada al poder de los nacionalsocialistas, se optó en un primer momento por la renovación de la vieja Cancillería del Reich realizada por Troost que  resultó claramente insuficiente para cubrir las necesidades del régimen, no como residencia oficial pero si para albergar las oficinas del Canciller Adolf Hitler. Destacando en esta reforma la construcción del primer gran edificio en el jardín llamado "El salón de Recepciones de los Diplomáticos o de Baile". Con una capacidad de unas 200 personas, el proyecto incluía bajo este edificio la construcción de un refugio antiaéreo y un anexo sobre la fachada norte que albergaba los apartamentos privados de Hitler.

Sin embargo para Hitler todo esto no eran mas que soluciones temporales y en ningún caso definitivas. La nueva Cancillería del Reich  fue encargada a Albert Speer en 1938 y fue uno de los pocos edificios terminados junto al Estadio Olímpico de lo que sería la gran transformación de la ciudad. Ocupaba un enorme solar en el llamado distrito gubernamental entre la Vosstrasse y la Wilhemnstrasse y para su construcción fue necesario demoler una serie de edificios antiguos como varias embajadas de los entonces desaparecidos Estados alemanes, como Baden, Sajonia o Baviera. Con su desaparición, también se pretendía simbolizar la culminación de la unidad nacional comenzada por Otto Von Bismarck

                                                                                                        Obras de construcción del edificio de la Nueva Cancillería      

Para su construcción se emplearon diecisiete grandes grúas y trabajaron más de 4.500 obreros en turnos que garantizaban los trabajos las 24 horas al día, lo que permitió su finalización en un tiempo récord de un año, quedando concluido en 1939. Con un presupuesto inicial era de 28 millones de Reichsmark se estima que su coste una vez finalizadas las obras llegó a alcanzar los 70 millones de Reichsmark.  

                                                          Plano del edificio de la Nueva Cancillería

Este imponente edificio de colosales proporciones con una fachada principal que daba a la Vosstrase de 420 m. de longitud era de estilo solemne y estaba inspirado en el neoclasicismo, que no era propio únicamente de Alemania nazi, ya que en la misma época también era utilizado para las grandes obras institucionales por la Italia de Mussolini, la URSS de Stalin  o en EEUU por Roosevelt.

 Fachada Principal en el lateral de la Vosstrase

El edificio administrativo constaba de tres alturas y el complejo incluía el Palacio de Borsig del siglo XIX que estaba situado en la esquina oriental que daba a la Wilhemplatz y como prolongación por la fachada de la Wilhemnstrasse también integraba a la vieja Cancillería que continuaba siendo la residencia oficial de Hitler que ocupaba las habitaciones privadas en la zona denominada "Fuhrerwohnung" (apartamento del Führer) que había sido reformado integramente unos años antes.

                                                                           Fachada a la Wilhemnstrasse con la integración del Palacio de Borsig y la Vieja Cancillería

En sus memorias Speer, describe el recorrido llamado "Camino de los Diplomáticos".  Estaba claro que el edificio estaba destinado a hacer sentir pequeños a los dignatarios de otros estados en sus visitas oficiales, con ello quedaba acreditado que la arquitectura constituía un medio o instrumento para lograr un fin como veremos a continuación. Se accedía al complejo en coche atravesando la doble puerta de entrada realizadas en bronce que daban a la Wilhelmplatz

                                                                                    La doble puerta principal desde la Wilhemplatz 

    Una vez rebasada la puerta se accedía al Patio de Honor o "Ehrenhof" que era un recinto muy  severo y sin ninguna concesión arquitectónica de 68 m. de longitud por 26 m de ancho con sus paredes revestidas de piedra gris. Al fondo del patio se encontraba una escalinata flanqueada por dos esculturas de bronce de estilo neoclásico y obra de Arno Breker. "Die Partei" ("El portados de la antorcha") a la izquierda y "Die Wehrmacht ("el Portador de la espada") a la derecha. El portal frontal de entrada tenia cuatro columnas (tetrástilo). Presidiendo la entrada en la fachada sobre la puerta de acceso, franqueda por dos guardias de seguridad, se encontraba una gran águila de bronce obra del artista Karl Shmidt-Ehmen.

  Patio de Honor

    Una vez rebasada esta puerta se accedía a una pequeña sala o vestíbulo, la Vorhalle que separaba el Patio de Honor de la Sala de Mosaicos. tenia 17 m. de largo , 10 m.de ancho y 7,5 m. de altura. En el centro se encontraba una gran mesa de mármol. La iluminación era natural desde las ventanas ubicadas en el lado sur. El suelo y las paredes estaban revestidas de mármol rojo de Salzburgo. Era un nodo importante pues distribuía por el norte con el comedor y por el sur con las zonas administrativas.

 Vorhalle

       A continuación del vestíbulo o  Vorhalle se abrían dos grandes puertas de más de 5 metros de altura que daban a la "Sala de Mosaicos" con una superficie de 46 m. de longitud por 19 de ancho y 16 de altura que no poseía ventanas al exterior por lo que su iluminación era cenital  con una cubierta acristalada. El piso y las paredes con mosaicos eran de mármol granate pulido sin muebles o alfombras por lo que la luz al reflejarse en el mármol pulido producía un gran efecto visual. Al fondo resaltaba la puerta de caoba a la que precedía unos escalones con dobles  pilastras. Sobre la puerta y enmarcada en verde oscuro se encontraba el águila imperial con las alas desplegadas de Kurt Schmid-Enmen

                                                           Sala de Mosaicos y detalles de la puerta de caoba con el águila imperial 

    A continuación entre el ala occidental y el cuerpo central de la Cancillería Speer utiliza un espacio de transición creando una sala cubierta por una cúpula llamada Sala Redonda o "Runder Saal" de 14,5 m de diámetro y con una cúpula que alcanzaba una altura de 16 metros. Los muros de mármol rojo se dividen en ocho campos panelados, en dos de ellos se encuentran dos puertas que comunican la Sala de los Mosaicos con la de la Gran Galería. 

 Runder Saal

      Al cruzar la sala redonda accedemos a continuación a 
una galería "Marmorgalerie" que se correspondía con el retranqueo principal de la fachada principal de la Vosstrasse. Tenía 146 metros de largo (la galería del Palacio de Versalles tiene 74 m. de longitud) , 12 de ancho y 9 de altura. Las 19 ventanas de 6 metros de altura y 2,35 de ancho que dotaban de iluminación a la galería decorada con muebles y gobelinos o tapices de 5 metros de altura por 10 de ancho que colgaban de sus paredes de mármol blanco. Desde la entrada principal y hasta llegar al final de la galería los dignatarios tenían que recorrer un total de 220 metros. 

                                                               La impresionante Marmorgalerie

Al final de la galería se encontraba el "Salón de Recepciones  " y el "Despacho del Fúhrer" cuya entrada siempre estaba custodiada por dos soldados de su guardia personal. Sobre la puerta de acceso a su despacho se erguía un águila dorada sujetando una corona de roble con la esvástica que era el emblema nacionalsocialista.

                                                                                             Salón de Recepciones  y entrada al despacho del Führer

El despacho del Führer tenía una superficie de 400 metros cuadrados con cinco grandes ventanales de seis metros de altura que daban a los jardines interiores de la Cancillería. La altura del techo era de nueve meros y tenía artesonado con casetones de madera. Las paredes y el techo eran de mármol rojo. Una gran mesa de madera presidía el despacho, en el lado opuesto se encontraba una chimenea con dos sofás y un cuadro de Bismark. Una larga mesa de mármol situada longitudinalmente frente a los grandes ventanales era donde Hitler desplegaba los mapas en sus reuniones militares durante 1944. Un gran globo terráqueo completaba la decoración.

                                                                                                                                   Despacho de Hitler 

Una de las puertas del despacho del "Führer" comunicaba con la Sala del Gabinete del Reich que tenía diecinueve metros de largo por trece y medio de ancho. El centro de la sala estaba ocupada por una gran mesa para celebrar los Consejos de Ministros que nunca fue utilizada ya que desde 1937 Hitler no volvió a convocarlo. Durante la guerra las órdenes las daba directamente a través de memorándums. Otra puerta comunicaba con un gran pasillo lateral que transcurría paralelo a la Gran Galería para llegar a los despachos de secretarias y asistentes

                                                                                                                                        Sala del Gabinete del Reich

    Hacia el jardín la fachada presentaba un impresionante pórtico con una terraza de 190 metros por cuyas dos escaleras laterales se descendía al jardín. Dichas escaleras estaban flanqueadas por dos grandes esculturas de caballos en bronce de 3 metros de altura y obra de Josef Thorak, desaparecidas durante muchos años y que se creían perdidas pero que recientemente han sido localizadas y recuperadas por la policía alemana.

                                                                                           Esculturas ecuestres de Josef Thorak  finalmente localizadas 

    En los sótanos y bajo el cuerpo central de la Nueva Cancillería se situaba una sólida estructura compuesta por más de noventa células de hormigón que contaba con cinco grandes puertas con mecanismo hidráulico ocultas en el suelo de la acera de la Vosstrasse y que únicamente podían ser abiertas desde el interior y ser utilizadas en caso de emergencia.   

                                                                                        Una de las puertas con mecanismo hidráulico para acceder o salir de los sótanos de la Cancillería

    Poco tiempo la pudo disfrutar Hitler de la Nueva Cancillería ya que con motivo del inicio de la guerra tendría que estar moviéndose por los distintos Cuarteles Generales, para atender tanto el frente oriental como el occidental.

    Tras el fracaso de la contraofensiva de "las Ardenas" es cuando en enero de 1945 Hitler decide trasladar el que sería su último Cuartel General al edificio de la Nueva Cancillería, pero ya en su fachada y por motivos de seguridad no se colocaría la bandera del Leibstabdarte SS AH como siempre se había realizado. En esos momentos, buena parte de Berlín ya se encontraba reducida a escombros como consecuencia de los ataques aéreos en los que se turnaban británicos, por la noche, y estadounidenses, durante el día. El edificio de la Cancillería no era ajeno a esos daños y presentaba desperfectos de importancia, su fachada y techos tenían enormes grietas y algunos pasillo estaban obstruidos por escombros. Los cristales de las ventanas estbana rotos y tapadas con tablones. Estaba casi vacío, pues se habían retirado todos los cuadros, tapices y muebles. 

    En sus sótanos bien protegidos por sus sólidas estructuras de más de noventa células de hormigón, se instalaron diversas dependencias y gran parte de su séquito como su poderoso secretario Martin Bormann, su último jefe del estado mayor Hans Krebs, sus ayudantes de campo y oficiales de enlace, su piloto privado Hans Baur así como sus secretarias, médicos, radiotelegrafistas, etc. Como el espacio disponible era enorme, con el paso de los días, el primitivo puesto de socorro allí instalado acabó convirtiéndose en un hospital de campaña que acabaría abarrotado y convirtiéndose en los últimos días del conflicto en un refugio hacinado de mujeres y niños. Se calcula que unas seiscientas personas llegaron a estar allí en los días finales del III Reich. 

    Estos sótanos nunca fueron utilizados como refugio por Hitler sino que lo hacia en el búnker situado en el jardín de la Cancillería. Uno de sus accesos comunicaba los sótanos de la Cancillería con el antebúnker a través de un corredor subterráneo de unos ochenta metros de longitud que transcurria bajo el jardín. 

   Si las primeras reuniones tenían lugar en alguna de las dependencias que aún quedaban útiles del edificio de la Cancillería, rápidamente y desde febrero de 1945 se trasladaron al búnker o también llamado "füherbúnker" ya que Hitler en los últimos apenas lo abandonaría, suicidándose allí junto a Eva Braun el uno de abril de 1945.

                                                                                                                     Ruinas de la Cancillería antes de ser demolido el edificio

    Después de la guerra, las ruinas del complejo de la Cancillería fueron demolidas entre 1945 y 1950 por orden de las fuerzas de ocupación soviéticas. Algunos materiales parece que fueron aprovechados, como parte del mármol rojo que fue empleado en la reconstrucción de la cercana estación de metro de Kaiserhof (actualmente Mohrenstrasse) en la línea U2, o en el memorial soviético de Treptow  ubicado en Treptower Park de Berlín, construido entre 1946-1949.

    Estación de metro de Mohrenstrasse (Kaiserhof) 

     Memorial de Treptow

    Si quieres saber más sobre el búnker que Hitler ocupó en los últimos meses de la guerra y  situado bajo los jardines de la Cancillería no te pierdas el siguiente capítulo.

          
             





    
    






   






















                  


5 EL DESTINO FINAL DE HITLER

                

                                                                “Si ganas, no ncesitas dar explicaciones; pero si pierdes,                                                                                                           no deberás estar ahí para explicar nada"                                                                                                 (Adolf Hitler)

 

Faltaban pocos minutos para que el reloj marcara las 16:00 horas de un 30 de abril de 1945, cuando en el búnker situado en los jardines junto a la nueva Cancillería del Reich en Berlín, Adolf Hitler decidió poner fin a su vida disparándose un tiro en la cabeza. Su muerte no solo supuso el fin de su persona sino también la desaparición de un régimen que sacudió al mundo a sangre y fuego. En su delirio se había llevado antes por delante a cientos de miles de vidas humanas causando un terrible sufrimiento en la población, dejando una Europa en ruinas y con una herida que tardaría muchos años en cicatrizar. 

Independientemente del debate del grado de locura o cordura que Hitler pudiera tener, su decisión no fue producto de un acto improvisado sino que fue madurando en el tiempo y una consecuencia de su megalomanía por el poder que sucumbía rápidamente sin que pudiera durar los mil años que prometía. Aunque trató de disimularlo era, desde hacía tiempo, perfectamente consciente de que la guerra estaba perdida. No deseaba ser capturado con vida, por lo que únicamente le quedaba elegir el modo de como deseaba poner fin a su existencia.

Sin duda le hubiera gustado un final más memorable y grandioso con un mausoleo digno de su persona en su ciudad natal pero ya era imposible. Dadas las circunstancias podía haber optado por morir luchando como el mismo había exigido a sus tropas bajo la amenaza de una ejecución inmediata, pero al final eligió el camino de quitarse la vida en un húmedo, lúgubre y maloliente búnker para evitar ser capturado por los rusos. Un final trágico del más puro estilo wagneriano que tanto le gustaba.

Interior del Führerbunker", despacho de Hitler, foto: Wiliam Vandivert / Revista Life 

Ante el temor de que su cuerpo pudiera ser expuesto y mancillado públicamente como había sucedido con el de Benito Mussolini y su amante Clara Petacci, decidió añadir un nuevo elemento propio de un rito funerario vikingo, ordenando que una vez sin vida, su cuerpo junto al de su amada Eva Braun, con quien había contraído matrimonio unas horas antes, fuera incinerado en los jardines situados sobre el búnker con la esperanza de  que sus restos nunca pudieran ser localizados y exhibidos sin pudor.

 Sobre las 14:00 horas del día 30 de abril el secretario personal y jefe de la Cancillería del NSDAP (Partido Nacional Socialista Obrero Alemán) Martin Bormann salió del despacho de Hitler que ocupaba en el búnker, informando al edecán personal Otto Günsche  que el FührerEva Braun querían poner punto y final a susde manera inmediata, para después según las órdenes recibidas, sus cadáveres fueran quemados. Günsche transmitió la órdenes a Wilhelm Mohnke, comandante de la defensa del Distrito Gubernamental -Die Zitadelle- que incluía la Cancillería, éste contactó telefónicamente con el jefe del parque móvil y chofer personal de Hitler en los últimos catorce años, Erich Kempka que se encontraba dentro del complejo, ordenándole que de forma inmediata llevara diez bidones de gasolina junto a la puerta de salida de emergencia del búnker. A pesar de la dificultad, consiguió en muy poco tiempo llevar unos ocho o diez bidones “Jerrican”, (150/180 litros aproximadamente), para lo que tuvo que extraer toda la gasolina disponible, incluso de los depósitos de los vehículos averiados o destrozados bajo los escombros de la Cancillería. 

Una vez que el Führer fue informado de que todo estaba dispuesto según lo había ordenado, se despidió de su círculo más íntimo y entonces se produjo su suicidio. La hora difiere ligeramente según las declaraciones posteriores de los testigos presentes, esto ha sido utilizado como argumento para los detractores del suicidio pero hay que tener en cuenta la enorme tensión de ese momento que ya venía acumulándose durante semanas y que después de muchos días en el interior de un sótano, sin luz natural,  puede llegar a alterar la noción del tiempo, por lo que ese ligero desfase no debe desvirtuar los hechos que posiblemente sucedieron.

          Cuando Linge (ayudante de Cámara)  y Bormann entraron en la estancia privada, se encontraron el cuerpo de Hitler sentado a la izquierda de un sofá junto a uno de sus brazos y ligeramente inclinado hacia delante, con un orificio de bala en el lado derecho de su sien y donde un hilo de sangre se deslizaba por su rostro. A su derecha con las piernas encogidas se encontraba Eva Braun.

       Sofá del interior del "führerbunker" donde se produjo el suicidio de Hitler, se pueden  apreciar restos de sangre 

En el suelo junto a los pies se localizaron dos pistolas, una tipo "Walther"  de 7,65 mm que había sido disparada y la otra arma de calibre 6,45 mm. que no fue utilizada. No solo había restos de sangre en el rostro de Hitler, también se apreciaban sobre la tela y una de las patas del sofá, en la pared, sobre la mesa y sobre la alfombra roja. Eva Braun no tenía restos de sangre, por el color de su rostro parecía indicar que había ingerido cianuro.

        El Führer vestía para la ocasión un chaqueta militar de color gris verdoso, con camisa blanca y pantalón negro, como los zapatos y la corbata. En su uniforme portaba la insignia de oro del Partido y la Cruz de Hierro de Primera clase.  Eva Braun llevaba un vestido oscuro con flores de color rosa en la parte delantera, los zapatos eran claros con tacón alto, aunque otros testigos aseguran que estaba descalza.

    Existen pequeñas discrepancias en las versiones de los testigos presentes, como la entrada del disparo en la sien o en la boca, en la posición de los cuerpos o en detalles del color del vestido de azul o negro. Todo ello, lo que hace es poner de manifiesto que no se produjo una preparación previa para mantener una misma declaración sino que cada uno añade pequeños matices, producto de las diferentes maneras de complementar con detalles lo que no se recuerda. Además parece difícil que se concertaran unos falsos acontecimientos y pudieran mantenerse en el tiempo ya que los interrogatorios rusos fueron diarios e intensos durante años, repitiéndose continuamente las mismas preguntas para encontrar posibles contradicciones y los testigos siempre mantuvieron sus versiones iniciales. 

    También se ha incidido en que nadie de los que allí se encontraban escucharan el disparo que supuestamente acabó con la vida de Hitler. Aunque pueda parecer extraño no debemos olvidar que era un refugio con unas gruesas paredes de hormigón, puertas acorazadas y con el constante ruido de los motores que mantenían en funcionamiento los ventiladores. 

    El cuerpo de Hitler fue envuelto en una manta gris de la Wehrmacht  y ambos cadáveres fueron subidos por los cuatro tramos de la escalera hasta a la salida de emergencia. Sus cuerpos fueron depositados en un cráter a unos tres metros a la derecha de dicha salida junto a una máquina de hacer cemento. Vaciaron los bidones de combustible y después de varios intentos, finalmente lograron prender fuego a los cuerpos. La corte de acompañantes, entre los que se encontraban Goebbels, Bormann, Krebs y Burgdorf observaron durante unos minutos la pira funeraria y después de despedirle con el saludo hitleriano brazo en alto, desaparecieron nuevamente hacía el interior del búnker.   

Algunos autores sostienen que Hitler no se suicidó ese 30 de abril logrando escapar en los últimos días para  refugiarse en algún rincón alejado del mundo. Si esta hubiera sido su decisión queriendo engañar a todos, no tendría ningún sentido esperar hasta tan tarde cuando ya se encontraba completamente rodeado por las tropas rusas que ponían cerco a la Cancillería con el consiguiente riesgo de caer en manos del ejército ruso.

Oportunidades e intentos hubo para convencerle, uno de ellos se produjo poco después de su cumpleaños el 20 de abril, cuando se activó la "Operación Seraglio" lo que permitió abandonar Berlín a gran parte de las autoridades de rango medio y alto a lugares más seguros del sur de Alemania. Para ello despegaron diez aviones "Junkers" desde el aeropuerto de Gatow.

                                                          El Ju 52 D-2600 Max Immelmann II ofcial de Hitler en 1934. Foto: Luthansa                                     

Las dudas surgen al intentar averiguar que sucedió después con los restos de Hitler y Eva Braun ya que la incineración debió ser incompleta. Según las declaraciones posteriores el guardia de seguridad Erich Mansfeld dijo haber observado desde la torre de vigilancia como la tierra donde habían sido quemados los cuerpos había sido removida por lo que dedujo, que se habían enterrado en ese mismo lugar o habían sido trasladados a otra zona del jardín. 

Dichas declaraciones también coincidieron con las del sargento de las Waffen-SS Harri Mengershausen quien dijo haber observado que la mayor parte de los cuerpos habían quedado carbonizados y que los restos fueron enterrados sobre tres tablones de madera. Kempka también sostuvo que los restos fueron movidos y posteriormente sepultados en una pequeña tumba junto al muro donde se localizaba su zona de alojamiento próximo, tal circunstancia parece muy improbable ya que dicha zona está en el extremo opuesto del jardín donde se encontraría el Bunker de los conductores o "Fahrerbunker"  y toda ella estaba sometida a intensos y continuos fuegos de artillería. 

A primera hora de la mañana del día 1 de mayo, Krebs regresa exhausto después de fracasar en las negociaciones con el general Vasili Chuikov al exigir una rendición incondicional y al que habian comunicado el suicidio de Hitler. Chuikov aparentó conocer ya el desenlace, en realidad pensaban que Hitler habïa abandonado Berlín. Esa mañana y al no poder demorarlo por más tiempo, Bormann y Goebbels informan por telegrama a Dönitz de la muerte del Fúhrer y que este le  había sido nombrado su sucesor. Por la tarde, a las veintiuna treinta horas, radio Hamburgo hace pública al mundo la muerte de Adolf Hitler "en heroica lucha contra el bolchevismo". 

Poco antes de ese comunicado radiofónico, Goebbels que ocupaba con su familia el antebúnker o "Vorbunker" decide poner fin a su existencia, no sin antes llevarse por delante la vida de sus seis hijos mientras dormían, tenían edades comprendidas entre los cinco y los doce años. Después de su suicidio los cuerpos de Goebbels y su esposa Magda fueron quemados en los jardines

                                                                         Familia Goebbels con el hijo mayor de Magda fruto de otro matrimonio anterior 

Esa noche los últimos habitantes del búnker después de tratar de prenderle fuego, se concentraron en los sótanos de la Cancillería para tratar de escapar en pequeños grupos de ruptura a través de los túneles del metro. Los únicos que no deciden participar son el comandante de la guardia personal de las SS Franz Schadle que se encontraba herido y los generales Hans Krebs y Wilhelm Burgdorf quienes antes del amanecer y ante la inminente llegada de los rusos deciden quitarse la vida con sus pistolas "Luger" reglamentarias. 

                                                              Franz  Schadle                                                Hans Krebs                                    Wilhelm Burgdorf

Berlín amanece el 2 de mayo con cierta calma, los intensos bombardeos de la artilleria rusa sobre la ciudad parecen haber cesado y los ruidos de los disparos son ya intermitentes, el final de la batalla parece estar próximo. Las tropas rusas avanzan en dirección a la Cancillería uno de los últimos reductos por conquistar, tienen que respirar polvo y humo de los edificios aún en llamas, sorteando escombros y ruinas así como los restos de vehículos blindados y cuerpos de combatientes que aún quedan por retirar, llegan finalmente hasta uno de sus últimos objetivos. 

A media mañana del día dos de mayo, el ejército ruso penetra el edificio en ruinas de la Cancillería sin apenas resistencia aunque los rusos en sus crónicas difieren considerablemente. Su objetivo es tratar de encontrar a Hitler, y aunque conocen de su muerte desde la madrugada del día anterior cuando Krebs en su intento de negociación lo comunica a los rusos, la información es contradictoria y no están seguros de que sea cierto, incluso pudiera haber escapado en el último momento. A partir de entonces dio comienzo una gran comedia de enredo sobre el final de Hitler y muchas de cuyas sombras han perdurado hasta nuestro días.

Inmediatamente después de ser ocupada la Cancillería sus dos búnkeres ("Vorbunker" y "führerbunker") y todo el complejo es revisado por un grupo de zapadores para comprobar que no existían trampas explosivas. A continuación intervino el SMERSH (contrainteligencia militar soviética) que toma el mando de la situación y despeja la zona de cualquier otra unidad militar, estableciendo un perímetro de seguridad infranqueable para dar comienzo a sus trabajos. Se llegó incluso a impedir el acceso al "führerbúnker" al mariscal Zhukov con la excusa de que “no era un lugar seguro”, como amargamente aseguró este último en sus memorias.

Esa tarde sus trabajos se centraron en el jardín y lo primero que localizaron sobre las cuatro de la tarde fueron los restos del matrimonio Goebbels sin enterrar y que al encontrarse parcialmente quemados fueron fácilmente identificables. También encontraron otros restos humanos muy próximos pero, en principio, no los asociaron a Hitler y Eva Braun al creer que sus cuerpos los encontrarían dentro del búnker fueron tapados nuevamente con tierra.

       Su sorpresa se produjo al día siguiente tres de mayo cuando en el  antebúnker o “vorbunker” localizaron los cuerpos de los seis niños de la familia Goebbels muertos en sus literas y cubiertos con mantas. Posteriormente los subieron al jardín los juntaron con los de sus progenitores y todos fueron expuestos siendo reconocidos por el vicealmirante Hans-Erich Voss que se había intentado fugar la noche anterior y que ya había caído prisionero.

        

        El día cuatro de mayo se dieron cuenta de que uno de los muchos cuerpos localizados en la Cancillería guardaba cierto parecido con Hitler y después de colocarlo convenientemente no dudaron en fotografiarlo y presentarlo como los restos del dictador alemán, aunque rápidamente se dieron cuenta de su grave error y que el parecido era muy superficial. Pero, sin duda, contribuyó a añadir nuevos elementos que facilitaban la confusión y con ello los rumores de que Hitler hubiera podido escapar con vida.

                                                                El falso cuerpo de Hitler (peluquero Gustav Weler) expuesto por error en un primer momento 

         Durante el día 2 y los días siguientes los rusos comenzaron los interrogatorios de los prisioneros capturados en su intento de huida la noche anterior y que habían pertenecido al entorno más inmediato de Hitler, como Hans Baur su piloto personal, Otto Günsche su ayudante personal  y al general Helmunt Weidling para intentar averiguar que había sucedido con Hitler. Todos coincidieron que bien por haberlo presenciado directamente o por haberlo escuchado contar, se había suicidado y sus restos quemados en el jardín de la Cancillería.

                                                                 Hans Baur                                   Otto Günsche                                Helmunt Weidling
           
           Como resultado de esos primeros interrogatorios selectivos,  el  5  de mayo en uno de los cráteres del jardín  y a unos tres metros de la salida de emergencia finalmente parece que fueron localizados los  restos  carbonizados  de  Hitler  junto  al  de  Eva  Braun.  Tan  solo  dos  días  antes  dichos  cuerpos  habían  sido descartados pero se dieron cuenta del  error  y  volvieron  a incidir en ellos.
       

Según parece, los cuerpos fueron exhumados por los rusos el día  cinco de mayo  y una vez envueltos en mantas fueron introducidos  en dos cajones de munición para ser trasladados al amanecer y en el más estricto secreto, a la base del departamento de contraespionaje SMERSH en la zona de Buch situado en el extremo noroeste de Berlín. También fueron trasladados los restos de la familia Goebbels y de los generales Krebs y  Burgdorf, en total doce cuerpos

El seis de mayo, los soviéticos iniciaron la maniobra de confusión y afirmaron desde Moscú  a través de la agencia AP, que habían encontrado gran cantidad de cadáveres en la Cancillería, pero ninguno coincidía con Hitler o Goebbels. No es extraño que hicieran mención a la gran cantidad de cadáveres encontrados, muchos en fosas comunes, puesto que en los sótanos de la Cancillería existió en los últimos días un refugio y un hospital donde eran atendidos los heridos de la batalla de Berlín y muchos fallecidos debieron ser enterrados en los jardines. También en el jardin debieron de localizar el cuerpo del cuñado de Hitler y Tte. General de las SS, el arrogante Hermann Fegelein (enlace con Himmer) ejecutado en la mañana del 29 de abril, tras ser sorprendido cuando vestido de civil trataba de abandonar Berlín con su amante. 





Cajas de munición donde se depositaron supuestamente los restos de Hitler y Eva Braun (archivos rusos) 



Unos días después, Harry Mengershausen  el sargento de las Waffen-SS  fue trasladado al cuartel del Buch para que reconociera los restos de Hitler. Según dijo se encontraban en un cajón de madera y que el fuego sólo había consumido por completo sus pies y el  resto del cuerpo estaban carbonizados y dijo que por su estructura facial aún reconocible pertenecía a Hitler. También refirió haber observado un orificio de bala en la sien que le parecía de entrada por su pequeño tamaño. Después este testigo desaparece permaneciendo en las cárceles rusas durante once años hasta que fue liberado.  

 El día 8 de mayo en el cuartel del Buch, una comisión de cinco expertos médicos, forenses y anatomistas de patología comenzaron a examinar detenidamente los restos de los trece cuerpos. Los números doce y trece eran los más deteriorados por el fuego y presumiblemente pertenecían a Hitler y Braun. 

El cadáver número doce, posiblemente el cuerpo de Hitler, señala el informe que "...estaba muy quemado. falta una parte del cráneo. Se conservan partes del hueso occipital, del hueso temporal izquierdo, las partes inferiores de la mejilla y el hueso nasal, así como la mandíbula superior e inferior. la nariz y el hueso de la mandíbula superior muestran muchas pequeñas fracturas. La lengua está quemada, la punta de la lengua está firmemente atrapada entre los dientes de la mandíbula superior e inferior..." 

Por el estado de los cuerpos descritos anteriormente, los estudios principales de los médicos rusos se centraron en los fragmentos de las dentaduras. hay que tener en cuenta que dentro de la disciplina forense, los dientes son indicadores significativos utilizados para la estimación de la edad y la determinación del sexo debido a su carácter individual.

Para ello, el día nueve de mayo, Gorbushin (asistente del jefe del 3er Ejército) intentó localizar al dentista personal de Hitler Dr. Hugo  Blaschke  en su consulta de la Ullanstrasse, pero había huido, sin embargo aún se encontraba allí la mecánica dentista Kate Heusermann, asistente del Dr. Blaschke y que había participado en el tratamiento de la dentadura de Hitler facilitando su historial médico. La Sra. Heusermann fue trasladada a la Cancillería donde en el sótano se localizaba el despacho y la sala de tratamiento dental del Profesor Blaschke, allí indicó el lugar en donde se encontraban las imágenes de rayos X guardadas las cuales fueron cotejadas con las efectuadas con posterioridad al atentado fallido de junio de 1944.

Kate Heusermann también informó que el protésico dental Fritz Echtmann había realizado coronas y puentes para Hitler y Eva Braun por lo que los investigadores se trasladaron a su domicilio. Su información sobre los puentes, las coronas y los empastes se correspondían exactamente con el historial médico y las imágenes de rayos X. Posteriormente Echtmann y Heusermann fueron enviados para la identificación del hueso de la mandíbula  del cuerpo masculino que se guardaba en el interior de una cajita y ambos lo identificaron como el de Adolf Hitler. 

                                                            Hugo Blaschke                       Kate Heuserman                              Fritz Echtmann 
                           
                                                                                                  Reconstrucción dental de Hitler en el momento de su muerte. 

                                                                                                                                                                   Comparativa de rayos X con radiografía antes del fallecimiento y el encaje con las piezas encontradas                      (archivos rusos) 

        El resultado del examen forense del cuerpo femenino determinaba que en la boca se encontraron fragmentos de vidrio amarillo de paredes delgadas por lo que dedujeron que la muerte debió producirse por envenenamiento con cianuro. Los hallazgos anatómicos más importantes fueron cuatro dientes exteriores y el puente de oro de la mandíbula por lo que les pidieron a Echtmann y Heusermann que describieran los dientes de Eva Braun, para después mostrarles el puente de oro que encontraron y Echtmann confirmó que ese diseño único solo podía corresponder al de Eva Braun.
      Hugo Blaschke fue capturado por los americanos, interrogado y liberado sin cargos para acabar ejerciendo su profesión a partir de 1948 en Nuremberg. Kate Heusermann fue condenada a diez años de prisión, los primeros seis en una celda de aislamiento en Butyrka, después nunca más se supo de ella. Fritz Echtmann tuvo más suerte y después de cumplir la condena fue liberado por los rusos en 1954.

Josef Stalin

El día diez y seis de junio el informe definitivo fue enviado a Stalin. En el mismo se indicaba que en el cuerpo correspondiente a Hitler se detectaron astillas de cristal en los dientes, lo que llevaba a la conclusión que la muerte se había producido por la ingestión de cianuro potásico.  La muerte por disparo de bala ni siquiera se mencionaba en el informe, quizás se ocultó al ser considerada que desprendía cierto “coraje” frente a la muerte “indigna” por envenenamiento, todo ello posiblemente  por el temor a un resurgimiento del mito de Hitler.

La orden de Stalin era mantener toda la información en el más estricto secreto, los muertos podían ser más peligrosos que los vivos, pero con esta decisión lo que logró fue el contrario al que pretendía, contribuyendo a alimentar todo tipo de teorías sobre el final de Hitler, dando paso a la especulación y a la confusión que alcanza hasta nuestros días. La estrategia política del dictador ruso pasaba por relacionar a Occidente con el nazismo y dejando entrever que los británicos o estadounidenses estaban escondiendo al dirigente nazi y que podía estar oculto en el extranjero, dentro de una gran conspiración anticomunista muy propio de la narrativa soviética. Moscú contaba con una gran ventaja para defender su versión: Había tomado y controlado Berlín de forma exclusiva hasta comienzos de julio de 1945, después se establecieron las zonas de ocupación pero siguieron controlando la zona de la Cancillería.  

Ante los continuos rumores sobre una posible fuga de Hitler debido principalmente oscurantismo soviético, los servicios de inteligencia británicos encargaron al joven oficial e historiador Hugh Trevor-Roper,  averiguar lo realmente sucedido con objeto de desmentir a los rusos. Con la información de la que disponían en ese momento tenían la certeza de que Hitler se había suicidado de un disparo de bala en el  "führerbúnker".

En colaboración con los norteamericanos se tomaron declaración de prisioneros como Keitel, Jodl, Dönitz, Speer, Kempka, a las secretarias Wolf, Schroeder y Traudl Junge, así como a otras figuras menos importantes. Toda la información fue posteriormente verificada y se localizó importante material relevante pero les faltaba acceder a las investigaciones soviéticas y a los resultados forenses pero los rusos no accedieron a tales pretensiones quizás por temor de quedar en evidencia. Tampoco se permitió tomar declaración a los prisoneros que estaban en su poder y eran los testigos más directos de las últimas horas de Hitler.

El informe definitivo de Trevor-Roper finalizó en noviembre de 1945 y con la conclusión del suicidio de un disparo en la cabeza de Adolf Hitler. Este trabajo posteriormente se convertiría en el libro “Los últimos días de Hitler”, cuya primera edición data de marzo de 1947. Convirtiéndose en uno de los libros de referencia durante muchos años. 

En diciembre de 1945, después de los resultados del informe británico, los rusos ante las contradicciones detectadas, decidieron abrir una segunda investigación reservada que recibió el nombre de “Operación Mito” para tratar de aclarar definitivamente las circunstancias exactas que rodearon la muerte de Hitler.

Los prisioneros del círculo próximo en manos de los rusos pasaron al NKVD que los concentró en la prisión de Butyrka donde a partir de febrero de 1946 fueron aislados y prosiguieron con los intensos interrogatorios en torno a la muerte de Hitler que duraron hasta finales de marzo, en los que se incluían golpes, privación de sueño, amenazas de suprimir el “status” de prisioneros de guerra, etc. La Comisión decidió trasladar en mayo de 1946 los prisioneros a Berlín donde se volvieron a inspeccionar los sótanos de la cancillería del Reich, especialmente y de manera minuciosa los restos de sangre y salpicaduras localizados en el despacho del dictador y la escalera de emergencia de acceso al jardín. Después los prisioneros fueron trasladados nuevamente a Moscú y encarcelados en diversos lugares.

        El elevado número y el aspecto de  las salpicaduras en el sofá y regueros de sangre llevaron a los investigadores a la conclusión que hubo una herida en la cabeza y no en otra parte del cuerpo y que no fue producto de un golpe con un objeto contundente sino de  un disparo. En el lugar del jardín  donde un año antes el SMERSH había encontrado el cuerpo de Hitler, descubrieron dos fragmentos de un cráneo masculino del parietal derecho e izquierdo, según los forenses presentaba un deterioro que se correspondía a un balazo y que según su trayectoria de arriba hacía abajo, de derecha a izquierda que se correspondía con que se hubiera disparado así mismo.

Para tratar de conformar la ingesta simultanea de veneno, se solicitó al SMERSH acceso a los cuerpos para realizar nuevas autopsias de los cadáveres, pero negaron el permiso, por lo que el NKVD no pudo realizar un informe completo. No obstante, los resultados confirmaron la versión de que Hitler se había suicidado de un disparo de pistola, a lo que se había añadido la ingestión de cianuro. Poco tiempo después y una vez retirados los escombros de la Cancillería se intentó volar el Führerbunker, pero los resultados no fueron del todo satisfactorios a causa de su fuerte estructura de hormigón  y sólo pudo ser destruido parcialmente.             

Los forenses después de este segundo informe, decidieron conservar los fragmentos del cráneo localizados, al igual que sucedió anteriormente en el primer informe con los fragmentos dentales, por si fuera necesario realizar posteriores estudios. Aunque dichos restos no fueron tratados adecuadamente y su custodia dejó mucho que desear, gracias a esta decisión dichos elementos han podido llegar hasta nuestros días.

Los restos carbonizados del cuerpo, que ya carecían de interés, fueron introducidos en cajones de madera permaneciendo en el cuartel de Buch, al norte de Berlín, desde allí posteriormente y acompañando al SMERSH llegaron finalmente a Magdeburgo al campo soviético de Klausenerstrasse que se encontraba a 120 kilómetros de Berlín, donde fueron nuevamente enterrados en febrero de 1946 en un lugar secreto pero siempre bajo el control del Estado Mayor del Tercer Ejército Soviético.  Hoy sabemos que ese lugar secreto se ubicaba en el número 36 de la Westendstrasse, junto a la plaza de armas del acuartelamiento.

En octubre de 1956 Hitler fue declarado oficialmente muerto por un tribunal de Berchtesgaden. A partir de entonces, la muerte del lider del Tercer Reich puede escribirse y publicarse oficialmente en los libros de historia de todo el mundo. 

En la base militar del Tercer Ejército Soviético  de la Alemania Oriental en Magdeburgo permanecieron enterrados los restos de Hitler hasta 1970. Fue entonces cuando el entonces jefe de la KGB, Yuri Andropov, posteriormente secretario general del Partido Comunista de la URSS, envió una carta al poderoso Leonid Brezhnev en la que indicaba que como la base militar pasaría al control de la RDA (Alemania oriental) “los restos de Hitler y de varias personas más deberían ser desenterrados y destruidos de una vez por todas por incineración" para evitar que esa fosa común en caso de localizarse su ubicación pudiera convertirse en un lugar de peregrinación de los fanáticos de Hitler.

    El cuatro de abril de 1970, los oficiales del KGB una vez autorizada la Operación Archivo, desenterraron los restos que se encontraban en cajas de madera y procedieron a su incineración en un descampado cerca de la ciudad de Schönebeck a 11 kilómetros de Magdeburgo. Los restos fueron quemados junto con pedazos de carbón hasta convertirlos en cenizas que fueron recogidos para luego arrojarlos a las heladas aguas del rio Biederitz, un cercano afluente del Elba, según consta en el correspondiente informe ruso.

Una vez que dichos restos fueron quemados en 1970, tan solo quedan de la primera investigación de 1945 los restos de la mandíbula  en los archivos de los servicios de la FSB, Inteligencia de la Federación Rusa (anteriormente KGB), mientras que en el archivo estatal de Rusia permanecen fragmentos de cráneo localizados y conservados de la segunda investigación de 1946.

El 27 de abril de 2000, un día antes del quincuagésimo quinto aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi, el dirigente Vladimir Putin (exagente del KGB) que estrenaba el poder en Rusia inaugura una gran exposición en donde se desclasificaron un total de 135 archivos secretos inéditos relacionados con el III Reich que llamó la atención de todo el mundo.

Seguramente su estrategia fuese encaminada a recuperar parte del prestigio perdido desde la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la antigua URSS, para ello que mejor manera de comenzar a hacerlo que recordar al mundo su labor a la hora de acabar con el nazismo, desde luego el título de la exposición no dejaba dudas de esas intenciones: "La agonía del III Reich".

En ella, por primera vez fueron exhibidos documentos, objetos y fotografías, Destacando un fragmento del cráneo de Adolf Hitler y el Diario de Martín Bormann, aunque este último no despertó gran interés al centrarse en el primer periodo del III Reich. 

                                                                                  Restos Presunto fragmento del cráneo de Hitler expuesto en año 2020 en Moscú y donde se puede apreciar el agujero de un proyectil

También a finales de ese año el FSB autorizó la filmación los documentos sobre la muerte de Hitler a la compañía de televisión Hoggard Films para un documental. 

En el año 2009 un arqueólogo norteamericano, Nick Bellantoni, tuvo acceso durante una hora aproximadamente para poder examinar el trozo de cráneo de Hitler que conservaban los rusos gracias, al parecer, a un “permiso especial”. Durante ese tiempo parace que logró obtener unas muestras y después de vuelta a su Universidad de Connectiut con la ayuda de Linda Strosbach, determinó que los restos óseos pertenecían a una mujer y que las suturas donde se juntan las placas del cráneo parecían corresponder a alguien con menos de 40 años, cuando Hitler tenía 56 en el momento de su muerte, así como que el ADN que pudo obtener no era suficiente para determinar si podía pertenecer a Eva Braun. 

Los rusos alegaron que se tuvo acceso a los restos sin las autorizaciones pertinentes y que nunca se dió permiso para extraer y menos para llevarse a otro país muestras para su estudio en ningún laboratorio. Evidentemente, todo este trabajo sirvió de documentación para un Canal de TV de Historia que llevó por titulo "En busca del misterio". Por otra parte, parece que Linda Strosbach nunca permitió que sus conclusiones pudieran ser compartidas, valoradas y revisadas por otros científicos, perdiendo con ello credibilidad.      

En el 2016 los periodistas Jean-Christophe y Lana Parshina lograron una autorización del gobierno de Vladimir Putin para un acceso parcial y controlado a los archivos de Estado de la Federación Rusa, así como a los archivos militares y de la policía secreta relacionados con el caso. Indicaron que en la dentadura de Hitler se encontraron trozos de vidrio lo que sugeriría que hubiera ingerido cianuro, pero también es cierto, que pusieron en duda que se hubiera podido pegar un tiro ya que según ellos el líder nazi dio muestras de sufrir Parkinson durante sus últimos días.

                                                                Supuestos restos dentales de Adolf Hitler (archivos rusos) 

En el 2018, un equipo encabezado por el médico forense, anátomo patógo y paleopatólogo Philippe Charlier, conocido entre otros casos por haber identificado el cráneo de Enrique IV  tuvo acceso a los restos en la antigua sede del KGB en Lubyanka  y  a las que se había impedido su estudio durante más de siete décadas. El autor pudo comparar las muestras facilitadas por los rusos con las descripciones que se tenían de su dentadura y con las radiografías realizadas a Hitler después de su atentado fallido en de julio de 1944, y cuyos resultados se publicaron en un artículo  del European Journal of Internal Medicine, siendo recibidos con escepticismo por unos y como una confirmación de una verdad histórica por otros. 

Los restos de la mandíbula si pudieron tocarlos pero no se permitió lo mismo de los fragmentos del cráneo que sólo pudo estudiarse visualmente pero se correspondía a de un varón entre 45 y 75 años con un agujero de 6mm. en su lado izquierdo y morfológicamente compatible con el de Hitler.

La conclusión es que los restos dentales no podían ser falsos. Que presentaban un desgaste significativo acorde con la edad del cadáver y  que tampoco se detectaron residuos de pólvora, lo que indica que Hitler no murió de un disparo en la boca. Entre otros elementos, también destacaron que los análisis realizados con microscopio electrónico para analizar el sarro arrojaron que contenía únicamente fibras vegetales, sin rastro de carne, lo que resulta coherente toda vez que Hitler era vegetariano. En los dientes también se localizaron fragmentos de deposiciones azules compatibles con el cianuro por su interacción con las piezas metálicas.

Por lo tanto, podemos llegar a la conclusión de que mientras muchos se atrevían a especular de si Hitler logró escapar vivo de Berlín, o atravesar el atlántico en un submarino para acabar sus últimos días en Sudamérica, los datos históricos y científicos parecen ser muy tozudos. Todo parece indicar que su destino pudieron ser las frías aguas de un río  y los escasos restos pudieron haber sido guardado durante años en alguna caja o archivador, para ser trasladados periódicamente por diversas dependencias de la Federación Rusa, como si se trataran de "reliquias secretas"  y en contadas ocasiones "ver la luz" para poder ser estudiados por alguno de los privilegiados eruditos de turno, como si de una nueva especie humana se tratara.

Sin duda, puede ser un ejemplo del "karma" o energía que generan los actos de las personas, cuyos efectos no son inmediatos pero que siempre regresan aunque puedan tardar mucho tiempo, hasta incluso quizás poder perseguirnos eternamente después de dejar este mundo.









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